Más de lo mismo
Sin novedad en el género de las telenovelas campiranas llegó a la pantalla Nadie Como Tú, la nueva producción de Ignacio Sada Madero. Esta historia está basada en la portuguesa Espíritu Indomable (2010) y sus libretos son de Antonio Abascal, Carlos Daniel González, Dante Hernández Miranda, Sol Rubí Santillana y Claudia E. Pérez Salinas.
Como protagonistas tenemos a Karla Esquivel quien hizo el papel de la rebelde Gaby en Mi Camino es Amarte y Brandon Peniche en su segundo protagónico para el productor. En los papeles de soporte están Eduardo Santamarina llevando el primer crédito como el villano Raymundo Madrigal; Alejandra Barros como la frágil Teresa de Madrigal; Diego Olivera como José Manuel Figueroa, el rival de Raymundo; y Elizabeth Álvarez como la amargada Begoña, esposa de José María. La antagonista es Irina Baeva.
En la primera semana vimos el planteamiento de la enemistad entre los mezcaleros Raymundo Madrigal (Eduardo Santamarina) y José María Figueroa (Diego Olivera). En el pasado, José María se metió con Teresa (Alejandra Barros), la esposa de Raymundo, y este amorío desencadenó la furia del cornudo. La hija recién nacida de Teresa y Raymundo, supuestamente muere en un accidente, pero en realidad es robada por la curandera Eréndira (Paty Díaz), quien la hace pasar por su hija. En el presente, después de muchos años de estar alejado, José María regresa al pueblo y Raymundo revive su guerra contra él. Salvador (Brandon Peniche), el hijo de José María, también vuelve a la hacienda y al ver a Ximena (Karla Esquivel), la hija perdida de Raymundo y Teresa, se enamora de ella.
Mezcal, Coca Cola y amor
Nadie Como Tú es una telenovela campirana que toma prestado de aquí y de allá para armar su núcleo de intrigas. Tenemos dos familias rivales, un secreto del pasado, protagonistas aguerridos y todo enmarcado por el campo mexicano. En esta ocasión aunque hay patrocinio de Coca Cola, la trama gira en torno a la industria del mezcal en Oaxaca y no podían faltar frases matonas como “…el mezcal… hay que tomarlo despacio y a besitos o te mata”.
Paralelas al drama de las familias protagónicas, la telenovela nos presentó otras subtramas con personajes del pueblo y del personal de servicio que ni fu ni fa. Ni se conectan con la trama principal ni son interpretadas por actores conocidos. Muchas de estas escenas fueron introducidas de sopetón y dejan al auditorio muy destanteado.
A la protagonista todavía le falta para convencer en su papel de mujer indomable y Peniche actúa igual que siempre. Nos dejó más impactados la química entre Ricardo Franco e Irina Baeva en una candente escena donde se dejan llevar por la pasión.
Nada nuevo bajo el sol de Oaxaca
En cuanto a actuaciones casi no hay nada nuevo bajo el sol. El personaje de Santamarina se parece a sus villanos de La Desalmada y Sin Tu Mirada; el personaje débil de Alejandra Barros se parece a su Celeste de Vencer la Ausencia; el personaje de Elizabeth Álvarez se parece a su Déborah de La Herencia; el personaje de Diego Olivera se parece a su personaje atormentado de Corazón Que Miente; el personaje de Brandon Peniche se parece a su doctor altruista de Contigo Sí; el personaje de Irina Baeva se parece al de esposa traicionada de Amor Dividido; el personaje de Iván Arana se parece a cualquiera de sus villanos.
Los únicos que se salen del patrón de sus anteriores actuaciones son los tres malosos interpretados por Hugo Aceves como el policía corrupto, Ignacio Guadalupe como el perro fiel de Raymundo Madrigal y Carlos Speitzer como el envidioso hijo de Eréndira.
Lo bueno
- Mejoría en la producción
- Mejoría en las locaciones
Lo malo
- Cero propuesta innovadora
- Pobre dirección de escena de Claudia Elisa Aguilar y Juan Pablo Blanco
- Es otro pastiche más de varias historias campiranas
- Muchas subtramas de relleno con actores poco conocidos
- Planteamiento inverosímil. Hay dos matrimonios sin amor y sin indicios de divorcio.
- Actores y actrices encasillados
Calificación inicial: 6
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